Europa,  Francia

Dos días en Toulouse y Carcasona

Una escapada exprés a Francia siempre es buena idea. Además, si lo haces desde España es muy probable que encuentres vuelos a precios de ganga como el que conseguí yo: menos de 20 euros ida y vuelta a Toulouse. Y si, además, quieres aprovechar bien el tiempo y conocer no una, sino dos ciudades de la región francesa de Occitania no dejes de leer. Te voy a decir cómo descubrir Toulouse y Carcasona en 48 horas, disfrutando de toda su historia, cultura y, por supuesto, gastronomía. 

Del aeropuerto al centro de Toulouse

El Aeropuerto de Toulouse Blagnac está relativamente cerca del centro y no entraña grandes dificultades moverte desde allí. Una vez aterrices en tierras francesas deberás seguir las indicaciones del tranvía T2, dirección Palais de Justice. En Arenés efectúa el trasbordo a la línea A de metro (vale el mismo ticket, por lo que no hay que volver a pagar), dirección Balma-Gramont hasta Capitole. Et voilà! Ya estás en el centro.

Si necesitas dejar tu equipaje en una consigna, bájate mejor en Marengo-SNCF (dos paradas después de Capitole). Por 7’50€ (24 horas) tendrás a buen recaudo tus maletas, mochilas, o cualquier bulto que te limite disfrutar plenamente de la ciudad. Si por el contrario prefieres pasar por tu alojamiento primero te recomiendo que te descargues la app Moovit para moverte por Toulouse.

Qué ver en Toulouse

Capitolio

Si tengo la posibilidad de hacerlo suelo recurrir a los freetour para conocer mi destino. En esta ocasión, tuve suerte en Toulouse y no tanto en Carcasona, donde la oferta es muy limitada y exclusivamente en inglés. Así pues, a las 10 en el imponente Capitolio de Toulouse, sede del ayuntamiento, arrancó mi paseo por la conocida como ciudad rosa. Eso sí, antes está permitido tomar un buen desayuno en Le Florida, en plena plaza. Una bebida caliente, un zumo de naranja, un cruasán y una baguette, con mantequilla y mermeladas al gusto, por menos de 7 euros.

Desde la Antigüedad la plaza del Capitolio ha sido el centro neurálgico de Toulouse.  Tiene 12.000 m²  de superficie y esconde importantes detalles tanto si echas la vista al suelo, donde encontrarás la famosa Cruz de Occitania, como al techo de los soportales que se encuentran frente al Capitolio, con 29 pinturas realizadas por el artista Raymond Moretti. Representan personajes y acontecimientos históricos relacionados con la ciudad, en orden cronológico, narrando su historia.

Obras de Raymond Moretti

La entrada al Capitolio es gratuita y altamente recomendable, pues si ya la fachada del edificio es de una gran belleza, una joya del arte neoclásico, el interior no tiene desperdicio. El techo de la Sala de los Ilustres puede incluso recordar a las pinturas de la Capilla Sixtina. Y no dejes de recorrer el patio de Enrique IV, donde encontrarás una placa que evoca el lugar en el que fue ejecutado el duque de Montmorency.

Sala de los Ilustres

Superada la plaza y el propio Capitolio, tras este se encuentra el antiguo torreón de los archivos, el Donjon. Fue construido en el siglo XVI para proteger los documentos que allí se albergaban, pero hoy es la sede de la Oficina de Turismo. En cualquier caso, un edificio siempre atestado de información útil.

Continuamos hasta la plaza de Saint-Georges, donde durante años tuvieron lugar las famosas ejecuciones públicas. También fue el trágico escenario que vio morir al mercader protestante Jean Calas en 1762, acusado falsamente de matar a su hijo porque quería convertirse al catolicismo. En Francia, Jean Calas es considerado un símbolo de la persecución por intolerancia religiosa.

A apenas cinco minutos andando se encuentra la catedral de Toulouse (cathédrale Saint-Etienne). La mezcla de diferentes estilos es evidente, como consecuencia de que su construcción tardará en finalizarse cinco siglos. Así en su especial arquitectura, compuesta por elementos de diversos periodos, se pueden apreciar rasgos del gótico, románico e, incluso, barroco.

Cathédrale Saint-Etienne

Si eres un apasionado de la cultura y en concreto de las Bellas Artes el Museo de los Agustinos, ubicado en un  antiguo convento del siglo XIV, es tu sitio. Durante mi breve paso por Toulouse el precio era de 4 euros, tarifa recudida por el cierre de la sala de las pinturas. Te recomiendo que eches un vistazo a su web para tener la información más actualizada.

En línea recta, dirección al río Garona, en cinco minutos estarás en el Hotel D’Assezat, un palacete del siglo XVI, que alberga la Fundación Bemberg. Este museo privado recoge importantes obras de arte occidental desde finales de la Edad Media hasta el siglo XX. Salones renacentistas, pintura impresionista, obras de Cranach, Clouet, Tintoretto, Manet, Picasso… y una sala completa dedicada a cuadros de Pierre Bonnard.

No muy lejos, el convento de los Jacobinos acoge en su interior uno de los grandes iconos de Toulouse, la famosa “palmera”. Se trata de una gran columna con una bóveda estrellada y 22 nervaduras, que recuerda efectivamente a esta planta. El acceso al convento, fundado por los frailes dominicos en los siglos XIII y XIV, es gratuito, así que no tienes excusa para entrar y descubrir ‘la palmera’ y, también, la tumba de Santo Tomás de Aquino.

El freetour termina en la Basílica de San Sernín, patrimonio mundial de la UNESCO. Esta basílica románica, erigida para venerar al primer obispo de Toulouse, se encuentra dentro del Camino de Santiago. Que no te extrañe ver peregrinos siguiendo la famosa concha de viera, símbolo del camino.

Antes de que caiga el sol, te animo a subir a las Galerías Lafayette para disfrutar de las vistas que ofrece de Toulouse. En mi caso, no fue posible, ya que estos grandes almacenes cierran los domingos. También, si tienes tiempo, puedes dar un paseo por los Jardines Japoneses, un oasis de paz en medio de la ciudad, con hermosos parques que te teletransportarán al país nipón.

Para ver el atardecer, sin duda, acude al Pont St. Pierre, tendrás una imagen única del río con la cúpula del Hospital La Grave de fondo.

Río Garona

¿Dónde comer en Toulouse?

Llegada la hora de comer te recomiendo ir al Mercado de Víctor Hugo. Ten muy presente que en Francia la hora de la comida tiene lugar entre las 12 y las 2pm, por lo que no debes apurar demasiado si no quieres encontrarte con las cocinas cerradas, teniendo que resignarte a comer en un McDonald’s. 

En la planta superior de este mercado encontrarás varios restaurantes. Es muy probable que tengas que esperar para que te atiendan, y sientas que allí reina el caos, pero merecerá la pena. Yo acabé en Au Bon Graillou, y no me equivoqué. Todo riquísimo y con una calidad-precio muy por encima de la media en Toulouse, donde por regla general comer o cenar puede costarte un riñón (y parte del otro).

Para cenar te recomiendo fervientemente Le Grenier de Pépé. Eso sí, reserva ya porque es un local muy pequeño y con muchísima demanda. Tanto sus fondues de queso, como sus crepes son… aún no se ha inventado un adjetivo que describa lo buenísimo que estaba todo. Dejémoslo en un orgasmo para el paladar (si te gusta el queso, claro).

Fondue de queso

Yo pedí la Fondue Auvernesa, que lleva queso Roquefort, queso Cantal, queso de Saboya, ceps, vino blanco y ajo. Y la crep Chivo-Abejas, rellena con queso de cabra, miel y magret de pato.

En mi segunda noche en Toulouse cené en La Gouaille, un local de lo más peculiar, donde también es recomendable reservar. Cuenta con un menú de comida casera con entrante y principal por 14’50€. Además, ofrece cenas hasta las 00’30h. Es especialmente famoso por su Camembert rôti et son maigre de cochon, un espectacular plato de queso Camembert acompañado de panceta. Ya te adelanto que no es una cena ligera, pero sí deliciosa.

Camembert rôti et son maigre de cochon

Visita a Carcasona

Después de desayunar tranquilamente por Toulouse, me puse dirección a la Estación Marengo-SNCF, de donde salía mi tren OUI.sncf, destino Carcasona. Si está entre tus planes visitar esta ciudad amurallada te recomiendo que busques con antelación las opciones más económicas en su página web. A mí me salieron a un euro los billetes, tanto de ida como de vuelta.

Conocer Carcasona es pasear por la ciudadela, adentrarte tras sus murallas y recorrer sus adoquinadas calles custodiadas por el Castillo de Carcassonne. Accede por la Puerta del Aude (menos popular que la Puerta Narbona, la entrada principal) y avanza al interior de esta histórica ciudad fortificada. Disfruta de cada rincón porque Carcasona es Patrimonio de la Humanidad y admira su fortaleza,  la más grande de Europa.

Entrar al Castillo de los Trencavel es prácticamente obligatorio, ya que se trata del gran monumento que ver en Carcasona.  Si eres estudiante o menor de 25 años, la entrada es gratuita, si no el precio es de 9 euros. Págalo con gusto, porque la visita a este castillo medieval construido en el siglo XII bien lo merece.  

Castillo de Carcasona

Al inicio de la visita, encontrarás una proyección audiovisual de un documental sobre la historia de la fortaleza, su construcción, las sucesivas remodelaciones y su protagonismo como punto fronterizo clave entre los reinos de Aragón y Francia. Después de esta primera aproximación a los orígenes del castillo, es hora de recorrer sus torres, las galerías, la barbacana e incluso su foso.

Además, desde el castillo podrás acceder a las murallas y obtener una vista privilegiada de Carcasona y sus viñedos.

Otra visita ineludible es la Basílica de Saint-Nazaire. La entrada es gratuita y muy recomendable para admirar sus impresionantes vidrieras. Y, muy cerca, encontrarás la Galerie Citadel, una construcción con mucho encanto entre dos estrechas callejuelas de Carcasona.

Para ver el atardecer me habían recomendado la terraza del Hôtel des Trois Couronnes que, al parecer, ofrece unas vistas preciosas de toda la ciudadela. No obstante, al menos en invierno, no es posible acceder a la terraza hasta la hora de la cena (bastante después de la caída del sol). Así que tuve que conformarme con el paisaje que se extiende desde el puente que hay justo frente al hotel.

Ciudadela de Carcasona

Si aún tienes tiempo, hasta que salga tu tren de vuelta a Toulouse, no dejes de pasear por la Bastide Saint-Louis, la parte más moderna de Carcasona, fuera de la ciudadela medieval. Y anímate a recorrer parte del Canal du Midi,  el canal navegable en funcionamiento más antiguo de Europa, declarado también Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.  

 A las 6’35 pm dejé atrás tan mágica ciudad y volví al resguardo de la ciudad rosa, donde todo sea dicho me tomé una cerveza de cereza en el Délirium Café, para despedirme de Toulouse y olvidar la pena que me daba volver a España al día siguiente.

Délirium Café Toulouse

¿Dónde comer en Carcasona?

Más que responderte a dónde comer en Carcasona te diré qué debes comer: cassoulet. El plato típico por excelencia de la gastronomía del sur de Francia. Se trata de un guiso de judías blancas y pato, horneado en un recipiente de barro. También puede incluir salchichas, tocino o cerdo.

En mi caso, probé este plato en La Maison du Cassoulet. Con ese nombre, no es de extrañar que esta “versión francesa de la fabada” estuviera realmente rica. Además, por 14’50€ tenías, aparte del cassoulet, un entrante y un postre.

Cassoulet

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