Guía de Dublín: qué ver y dónde comer barato
No se necesitan más de 24 horas para descubrir los lugares más típicos y turísticos de la capital irlandesa, sin embargo, si de verdad quieres enamorarte de Dublín hay que darle un poco más de tiempo. Tiempo para beber una Guinness, escuchar música en directo y descubrir la amabilidad de sus gentes.
Iniciar tu escapada en la ciudad de U2 haciendo un freetour siempre es buena idea, pero si quieres ir por libre por aquí te dejo los lugares imprescindibles de Dublín:
Temple Bar
Este animado barrio bien merece que pasees por él y, por supuesto, te acerques al pub más famoso de toda Irlanda, con mismo nombre: The Temple Bar. Lo reconocerás por su llamativa fachada roja y porque siempre está lleno de gente. Una vez te hagas la foto obligada, descubre lo que esconde en su interior y quédate a escuchar un rato de música en directo. Si vas con el presupuesto justo en este viaje no te recomendaría que consumieras nada ahí, en general las pintas son caras en Dublín, pero en The Temble Bar además los precios están inflados por el turismo.
Como curiosidad decirte que aquí, en 2011, se cumplió el récord de más horas tocando una guitarra eléctrica: 114 horas.
Trinity College
Se trata de la universidad más antigua de Irlanda y uno de los grandes atractivos de Dublín. Acércate hasta aquí y siente el vibrante ambiente universitario. Su biblioteca es una auténtica maravilla y alberga el famoso libro de Kells, pero hay que pagar y la entrada no es barata (en torno a los 14€). Eso sí, si quieres darte un capricho no te arrepentirás de haber entrado a la que dicen es la biblioteca más bonita del mundo.
El campanario de la universidad tiene una leyenda: si pasas por debajo y suena la campana no te gradúas, por lo que no verás a ninguno de sus 15.000 estudiantes correr tal riesgo. Una vez con el título en la mano, aquí es donde se hace la fotografía de graduación.
Te recomiendo muchísimo que comas en el Dining Hall del Trinity College, es decir en el comedor de la universidad. Tiene unos precios buenísimos y sentirás que estás en el Gran Comedor de Harry Potter. Sin duda, una experiencia única por muy poco. Eso sí, esta opción solo está disponible de lunes a viernes de 12PM a 3PM.
Castillo de Dublín
El Castillo de Dublín es símbolo de la dominación inglesa y en su patio se vivió uno de los momentos más importantes de la historia del país, y es que en 1922 fue aquí donde se entregó el Estado Libre de Irlanda (convertido en República en 1949). Te recomiendo que veas la película ‘Michael Collins’, donde su más famosa escena fue rodada efectivamente en este Castillo. En ella se podía ver al revolucionario Collins llegar siete minutos tarde a la firma de la tregua con los ingleses, justificándose con un: “Nosotros tuvimos que esperar 700 años”.
En su interior, hay un museo muy poco interesante, pero sí te animo a rodear todo el Castillo desde fuera, porque descubrirás una fachada de lo más colorida. Los irlandeses la odian y se ha ganado el sobrenombre de ‘la casa de Google’ o ‘legolandia’.
En este punto, no te alejes sin recorrer los jardines de Dublín y el conocido como ‘muro de la vergüenza’, construido por la Reina Isabel para no ver cómo el pueblo se moría de hambre bajo su reinado.
Catedral de Christ Church
Esta catedral protestante, conocida también como la Catedral de la Santísima Trinidad, fue restaurada prácticamente en su totalidad entre 1871 y 1878, sin embargo, se ha intentado conservar al máximo su aspecto medieval.
Dicen que la cripta de la catedral es muy interesante, pero hay que pagar y nosotros preferimos centrarnos en su exterior y el curioso puente (a la izquierda de la fachada principal) que comunica la Catedral con Dublinia, museo de las exposiciones vikingas.
A apenas 5 minutos andando, encontrarás la también protestante Catedral de San Patricio, en honor a su patrón nacional. Dicen que fue erigida junto al pozo donde San Patricio bautizó a los conversos en torno al año 450.
La estatua de Molly Malone
Tocarle las tetas a la estatua de bronce de Molly Malone es ya tradición irlandesa, sobre todo si quieres volver a Dublín. Molly Malone es símbolo de la música popular irlandesa, y es que esta pescadera nace en una canción (casi un himno para los irlandeses) donde también conocemos su muerte. Su escote exagerado nos confiesa que aunque era vendedora de día, Molly era prostituta de noche.
Desde 2014, la estatua se encuentra en la calle Suffolk. Muy cerca de otra de mis más enérgicas recomendaciones para comer o cenar: O’Neills Pub & Kitchen. Comida casera, estilo buffet, para disfrutar de la gastronomía irlandesa (nada que ver con el fish and chips de sus vecinos ingleses). Si quieres probar lo más típico no te vayas sin haber comido el famoso guiso ‘Irish Stew’.
St Stephen’s Green
Este impresionante parque del siglo XVII supone un oasis de paz en pleno bullicio y uno de los rincones favoritos de los dublineses para pasear y tomar el sol si el clima lo permite. Piérdete por sus jardines rediseñados con un estilo victoriano, descansa frente a su estanque repleto de cisnes y gaviotas, y déjate embriagar por el aroma de sus cientos de flores.
Ten en cuenta que cierra al atardecer, por lo que si visitas Dublín en invierno a las 4PM ya no podrás acceder a este parque. Visita especialmente recomendada en primavera, aunque tiene un encanto único en todas las épocas del año.
Guinness Storehouse
Pese a que la mayoría de las personas incluirían la fábrica de Guinnes entre uno de sus imprescindibles, tengo que reconocer que para mí este lugar es totalmente prescindible en tu escapada por Dublín. Por supuesto, si eres un amante de la Guinness y quieres saber más sobre la historia de esta cerveza negra ¡adelante!, pero prepárate para pagar unos 20 euros por persona. En mi humilde opinión, lo único que merece la pena de esta visita es la pinta del final y las vistas del Gravity Bar.
Otros lugares de interés
Por supuesto si tienes más tiempo acércate hasta Phoenix Park y encuentra sus más famosos moradores: los ciervos. Es gratuito, y si el tiempo acompaña, merece la pena alejarse un poco del centro y pasear por este parque.
También, a menos de media hora en tren, puedes ir a conocer Howth, un pequeño pueblo costero, donde además de poder hacer una ruta sencilla, conocida como Howth Cliff Walk, con paisajes preciosos, podrás ver en su puerto focas en libertad.
Por último, aunque no por ello menos importante, ya que es una de las excursiones más populares (y mi favorita), desde Dublín podrás visitar Galway y los acantilados de Moher. Si tienes un día completo, yo no lo dudaría.
Dónde comer bien y barato
Comer barato en Dublín no es misión imposible, pero tampoco es excesivamente sencillo. Por lo que no dejes de echar un ojo a dónde comimos nosotros y cuánto nos gastamos:
- O’Neills Pub & Kitchen (comida irlandesa): 13€ por persona.
- Sano Pizza (italiano): 10€ por pizza.
- The Old Dining Hall del Trinity College: 6’90€ menú completo o 5’70€ solo principal y bebida.
- The Bernard Show (actualmente cerrado): 13€ cada uno
- Neón (asiático): 13€ cada uno y helado infinito gratis.
- Beshoff Bro (fish n’ chips): 10€ por persona.
Consejo: si quieres ahorrar unos eurillos pide ‘tap water’ (agua del grifo), nadie te mirará raro. Y con eso después te pagas una pinta en Darkey Kelly’s, escuchando música en directo. O en O’Donoghue’s.